El Premio Nobel de literatura, Tomas Tranströmer, falleció el pasado 27 de marzo a los 83 años. El escritor era considerado uno de los máximos representantes de la poesía sueca contemporánea y maestro de una delicada manera de entender la poesía. Su estilo era directo y sencillo pero con varias capas de profundidad. Imaginativo y potente en la generación de imágenes pero sin desprenderse del aroma sobrio de la mejor poesía clásica. Escribía poesía cercana, casi siempre en presente y no huía de la primera persona aunque su yo humilde prescindía a veces del sujeto.
Tranströmer nació en Estocolmo en 1931, sus padres se separaron cuando era pequeño y vivió su juventud con su madre en un barrio obrero. Esta época es la que narra en su breve libro de memorias Visión de la memoria (1996), que define lo más notable de su poesía: su particular manera de estar en el mundo. Su vida es importante en su obra porque desde su primer libro, 17 poemas (1957), escrito con una peculiar actualización del surrealismo realizada con apenas 24 años, hasta la simplicidad de contundentes libros como El cielo a medio hacer (1962), Visión nocturna (1970) o Para vivos y muertos (1989), sus versos son inseparables de su trabajo cotidiano: Tranströmer trabajó como psicólogo en centros penitenciarios y hospitales, reinsertando a delincuentes juveniles y atendiendo a víctimas de traumatismos severos.
Tomas Tranströmer ganó el Premio Nobel en 2011. A día de hoy, es el último poeta que lo recibió y lo hizo quince años después que la polaca Wislawa Szymborska, que lo mereció en 1996. Sucedió en el premio al escritor peruano Mario Vargas Llosa. A través de sus imágenes condensadas y translúcidas nos ha dado un acceso fresco a la realidad”, argumentó la Academia Sueca su decisión de concederle el Nobel. La obra de Tranströmer ha sido traducida a cerca de 50 idiomas. Entre otros galardones importantes había sido distinguido con el Premio Bonnier para la Poesía, el Premio Neustadt o el Premio Petrarch de Alemania.
En España ha sido la editorial Nórdica la que lo publicó antes de que obtuviera el prestigioso premio sueco. Gracias a ella tenemos a nuestra disposición toda la poesía de Tomas Tranströmer en cuidadas traducciones de Francisco Uriz y Robert Mascaró en los volúmenes El cielo a medio hacer (2010) y Deshielo a mediodía (2011), además de su libro de recuerdos Visión de la memoria (2011), el compendio de su obra poética El árbol y la nube (2012) y un epistolario con el poeta norteamericano Robert Bly, Air Mail (2012).
Como señala Carlos Pardo en el prólogo de El cielo a medio hacer: “Hay poetas que nos hacen más inteligentes, más despiertos, que nos vuelven más sutiles o sentimentales o contradictorios. Tranströmer nos coloca en el mundo, en eso que llamamos realidad y que se diferencia del realismo en que la realidad carece de sentido. Pero nos hace sentir fascinación por existir en él”.
Queremos aprovechar el recuerdo al autor y a su obra para recomendar dos de los libros de Tomas Tranströmer que más nos han gustado:
OCTAVILLA
Pared adentro garabatea la rabia sorda.
Frutal en flor, el cuco llama.
Es la anestesia de la primavera. Pero la rabia sorda
pinta al revés consignas en los garajes.
Vemos todo y nada, erguidos periscopios,
Manejados por la huraña tripulación subterránea.
Es la guerra de los minutos. El sol ardiente
sobre el sanatorio, aparcamiento del dolor.
¡Nosotros, clavos vivos clavados en la sociedad!
Un día nos liberaremos de todo.
Sentiremos el aire de la muerte bajo las alas
y seremos más tiernos y más salvajes que aquí.
(De El cielo a medio hacer, Nórdica)
La caricatura es de Fernando Vicente y la hemos tomado de la web de Nórdica Libros.