«Esperen. Déjenme explicar...», dice Lucia Berlin al comienzo de uno de sus cuentos con la soltura de haberlo repetido muchas veces a lo largo de su vida. Una vida intensa que trasladó a la ficción en los 77 cuentos que escribió a lo largo de su carrera.

Lucia Berlin (Alaska, 1936 - Marina del Rey, Los Ángeles, 2004) vivió una infancia nómada debido al trabajo de su padre: vivió en Montaña, Kentucky, El Paso o Santiago de Chile. A los 14 años, un médico le dijo que no podría tener hijos y que moriría antes de los 30, padecía de una doble escoliosis que le obligó a llevar un corsé metálico y más tarde le produciría una perforación de pulmón. Se casó por primera vez a los 19 años. Volvió a casarse a los 22. Y lo hizo de nuevo a los 24, tras abandonar a su segundo marido. En seis años, se casó tres veces y tuvo cuatro hijos. Tenía 32 años cuando se divorció del saxofonista de jazz Buddy Berlin. Para sacar adelante a sus hijos trabajó como enfermera, secretaria, telefonista, mujer de la limpieza y otras muchas cosas. Y a la vez que trabajaba y criaba a sus hijos, bebía. Bebía mucho. Su alcoholismo la acompañó gran parte de su vida y está presente en toda su obra.

Comparada frecuentemente con Carver, Berlin tiene mucho también de Alice Munro y de Dorothy Parker. Empezó a escribir a los veinte años. Estudió en la Universidad de Nuevo México, donde fue alumna de Ramón J. Sender. Durante años, quizá bloqueada por el alcohol o simplemente sobrepasada por la vida, no consiguió terminar ninguna de las historias que empezaba hasta que en 1981 publicó su primer libro. Tenía 45 años.

Lucia Berlin fue una escritora secreta. Los seis libros de relatos que publicó apenas tenían mil lectores cada uno. Años después de su muerte, Lucia Berlin ha llegado al éxito que injustamente no conoció. Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara) recoge 43 relatos vibrantes, contundentes, impregnados de una intensidad rara que los hace cercanos y extraordinarios a la vez. Relatos en los que cuenta su propia vida, escritos con imágenes muy poderosas («A todo el mundo le impacta la belleza de las hermanas. Después de pasar un rato con ellas te acostumbras, como a un labio leporino», «El hojaldre se expandió en mi boca como las flores japonesas»), con personajes llenos de fuerza, retratados con dureza y tratados con compasión.

Las historias de Lucía Berlin impactan y abren grietas. Léanla, es un descubrimiento maravilloso.