¿Cómo elegimos nuestros recuerdos? ¿Cómo elegimos la forma en que recordamos? ¿Qué detalles esenciales dejamos fuera y qué otras cosas irrelevantes tenemos presentes? La memoria construye lo vivido siguiendo unos criterios que no siempre acertamos a entender, pero aun así conforma una verdad que para nosotros es incuestionable.
El protagonista de esta historia, Paul, quiere contar la verdad. Y quiere serle fiel. Y para ello evoca su historia, esa «única historia» que todos tenemos a pesar de haber vivido muchas más. Su memoria retrocede cincuenta años: no ha cumplido aún los veinte y como cualquier joven tiene idealizado el amor. En el club de tenis conoce a Susan, una mujer treinta años mayor que él, casada y con dos hijas. No hay flechazo. No hay amor arrebatado. Ni siquiera hay un deseo latente. Paul y Susan inician una relación casi sin querer, como quien sabe que debe hacerlo y asume que es su único destino. Tras su apariencia de mujer segura y decidida, se esconde una Susan maltratada, frágil, una mujer asustada por tener que estar a la altura de la vida. Y una tarde que su marido va más allá y le rompe la mandíbula de un golpe, los dos huyen juntos y empiezan una vida que compartirán toda una década. «Yo creía que el amor lo compensa todo; que si tú y ella estáis bien, todo estará en orden», dice Paul. Pero la vida se empeña en demostrarle que no siempre es así. Lejos de tener la felicidad que habían soñado, viven años amargos: Susan se sumerge en una espiral de alcohol y autodestrucción y Paul no es capaz de salvarla.
«Yo tenía diecinueve años y sabía que él amor era incorruptible, a prueba del tiempo y del deterioro», recuerda Paul, y con la perspectiva que dan los años se cuestiona algunos principios en los que creyó. Porque ser fiel a la verdad implica asumir que algunas cosas no son como él creía que eran, romper los frágiles escenarios que había construido para dar sentido a su historia. Implica reconocer que el amor no es lo único, aunque lo parezca cuando estás enamorado. Que no es suficiente. Que a veces el precio que hay que pagar no compensa. Pero Paul recuerda —a veces con culpa, a veces con amargura— y reflexiona: «Qué extraño es que cuando eres joven no tienes ningún deber con el futuro, pero cuando eres viejo tienes un deber con el pasado. Con la única cosa que no puedes cambiar».
La única historia, muy emparentada con las últimas obras de Barnes y teñida de la misma melancolía hermosa que encontramos en El sentido de un final o en Pulso, es una novela sobre el amor y la culpa. Es una novela sobre el valor, que plantea si algunos actos que creemos cobardes no son sino producto de una valentía extrema. Y es una novela sobre las expectativas, que reflexiona acerca de que somos mucho más felices cuando no esperamos nada. O al menos, cuando no lo esperamos todo. Julian Barnes (Leicester, 1946) demuestra con brillantez que nos sabemos la teoría, pero que otra cosa muy distinta es ponerla en práctica. Y todo esto lo hace con su elegantísima prosa y con una técnica deslumbrante donde alterna entre la primera persona para contar de cerca su historia de amor, la segunda persona que interpela a Paul e interpela al lector para narrar los años amargos, y una tercera persona que años después se distancia de lo vivido como única forma de soportar el peso del pasado.
Qué gran escritor es Julian Barnes y qué gran novela nos ofrece de nuevo. Y qué acontecimiento que Anagrama celebre sus cincuenta años ofreciéndole a La única historia su número mil de la colección Panorama de Narrativas. Los lectores españoles de varias generaciones hemos crecido con ella, leyendo los autores que Jorge Herralde elegía con agudeza y criterio para formar un catálogo envidiable. Con ese olfato infalible que le caracteriza, Herralde incorporó a Barnes a la vez que sumaba a Martín Amis, Ian McEwan, Graham Swift, Hanif Kureishi o al Nobel Ishiguro, formando un «British Dream Team» que nos ha regalado incontables horas de felicidad. Esta novela, este número mil, es la mejor muestra de su genio.
Este artículo apareció publicado el jueves 4 de abril de 2019 en «Artes & Letras», suplemento cultural de Heraldo de Aragón. Aquí podéis descargar el artículo en PDF.
LA ÚNICA HISTORIA
Julian Barnes
Traducción de Jaime Zulaika
231 páginas. Ed. Anagrama.